¿Y quién es él? Estimación de ideología y posición política de A. Guillier
Escrito en conjunto con Jorge Fabrega y Alvaro Graves. El texto apareció originalmente publicado en Revista Qué Pasa
Alejandro Guillier, senador independiente por cupo del Partido Radical, es el primer candidato presidencial proclamado dentro de la Nueva Mayoría. Dado que poco sabemos de sus convicciones y posturas, ¿qué podemos aprender sobre él a partir de sus acciones? Su aprobación está subiendo cada día más y, según las encuestas, aparece como la mejor carta de la centroizquierda para enfrentar a Piñera en las presidenciales de este año. Su popularidad es tal, que le lleva buena ventaja a otros nombres del sector que tienen mucho más recorrido, como Ricardo Lagos y José Miguel Insulza.
Según los analistas, la ventaja de Guillier tiene que ver con su supuesto apoliticismo. Habiendo ejercido como periodista durante toda su carrera, el senador siempre se mostró como un hombre opinante, cuestionador de quienes ostentan el poder y con buena oratoria. Fue rostro de noticias y su confianza pública lo puso al tope de la tabla de los periodistas mejor evaluados. Por eso fue contratado por las isapres para que fuera el rostro de una serie de campañas, algo por lo que ha sido altamente cuestionado. Cuando llegó al Congreso, logró mantener presencia sin necesidad de tomar posiciones. Tanto es así, que una de las primeras veces que el senador dio que hablar en el Parlamento no fue producto de sus posturas políticas sino debido a que, como él lo expresara, le “habían pasado un gol” en la votación del proyecto de ley que sancionaba las filtraciones en investigaciones judiciales.
En un contexto de descrédito general de la clase política, Guillier se alza como un candidato atractivo por parecer poco político, al igual que Bachelet en 2005. No obstante, ese supuesto apoliticismo que muchos le aplauden es, al mismo tiempo, el principal problema para el ahora candidato, quien no podrá permitirse esa indefinición por mucho tiempo.
Podemos esperar a que pase el tiempo para ir conociendo las convicciones políticas del candidato Guillier o podemos hacer algo mejor: deducirlas de su comportamiento como senador. Si analizamos sus votaciones podemos saber qué tan cerca o lejos se encuentra de otros senadores cuyos domicilios políticos son conocidos. Eso hicimos. Tomamos el registro total de las votaciones en el Senado desde que Guillier es senador (2014-2016) y estimamos la posición ideológica de cada uno de sus miembros. Para ello, usamos una técnica de estimación llamada DW-No-Minate, muy utilizada en ciencia política. Con ella, por ejemplo, se ha podido determinar que la política norteamericana se ha ido polarizando de forma constante desde los 80, lo que ha permitido poner en perspectiva las tensiones que se han estado produciendo con el advenimiento de la era Trump. Sólo para ilustrar con otro ejemplo, en 2015, Keith Poole (uno de los creadores del método) anticipó correctamente que Paul Ryan reemplazaría a John Boehner como speaker de la Cámara Baja norteamericana cuando Boehner sorprendió a todos anunciando su renuncia. Aunque la aplicación del método es compleja, su intuición es muy simple: sin necesidad de conocer de antemano qué piensa un parlamentario, se puede decir que sus votos en cada proyecto de ley deberían reflejar sus posturas políticas; de modo tal que quienes recurrentemente votan parecido tienen posiciones políticas parecidas entre sí y quienes recurrentemente votan por alternativas opuestas deberían ser adversarios políticos. Con esta simple idea, lo que hace el método es buscar el ordenamiento de las posiciones políticas latentes que mejor resumiría esas similitudes y diferencias en las votaciones de los parlamentarios. Con esta técnica podemos saber cómo se ubica Guillier en un espectro de izquierda a derecha en comparación con sus pares, podemos identificar sus potenciales aliados y visualizar hacia dónde debe mirar si es que desea concitar más apoyos. Todo ello sin la necesidad de saber de antemano si su visión ideológica es de derecha, centro o izquierda.
Luego de estimar vía DW-Nominate las posiciones ideológicas de cada senador, notamos un fenómeno interesante. Los senadores se distribuyen en un continuo que va desde Alejandro Navarro por la izquierda y Juan Antonio Coloma por la derecha. En ese plano, el senador Guillier pareciera ubicarse en un punto estratégico dentro de la Nueva Mayoría. La posición que se estimó a partir de sus votaciones en el Senado nos permite posicionarlo casi en el punto medio de su coalición. No está ni muy a la derecha del PS ni muy a la izquierda de la DC. De hecho, su posición es indistinguible de la de la presidenta de la falange, Carolina Goic. Según esto, Guillier aparecería como el niño símbolo de la coalición con el potencial de convertirse en un forjador de acuerdos, que se encuentra en una posición privilegiada para movilizar a todas las facciones de un acuerdo cada vez más tensionado. Según este análisis, Guillier no sólo podría capturar el voto electoral, sino que además darle continuidad a su sector. Ahora bien, el gráfico nos entrega luces sobre el dilema que enfrenta la Democracia Cristiana por estos días: si su eventual candidata está en una posición política dentro de la coalición similar a la de Guillier ¿podría disputarle la candidatura dentro de la Nueva Mayoría?
No obstante, la política no se juega sólo en una dimensión. Los académicos y analistas llevan años debatiendo cuántas dimensiones ideológicas se encuentran presentes en política, pero la evidencia internacional indica que el grueso de las diferencias políticas puede ser reducido en un máximo de dos dimensiones (Poole y Rosenthal, 1997). De hecho, hicimos el ejercicio de calcular una tercera dimensión y obtuvimos que esta estaba altamente correlacionada con la primera. La ciencia política ha interpretado el segundo eje como representativo de una tensión entre alternativos vs. tradicionales o entre libertarios y autoritario-nacionalistas. Es decir, en un lado están los que se sienten cómodos con procesos más horizontales de participación política o que buscan caminos políticos alternativos, y en el otro están quienes valoran el orden, las tradiciones o el statu quo.
Al reordenar los senadores usando dos dimensiones, nos encontramos con un Guillier mucho más tensionado dentro de su coalición. En el eje izquierda-derecha, sigue estando al centro de la NM en la escala tradicional de izquierda a derecha. Pero lo interesante ocurre en la segunda dimensión. A partir de sus votaciones en el Congreso, Guillier aparece lejos del conjunto de senadores de su coalición, y sólo superado por Navarro (quien renunció a la NM en 2016). Más importante aún, Guillier aparece más cerca de senadores como Horvath o Bianchi y en las antípodas de los senadores DC. Una posible explicación tiene que ver con que la segunda dimensión también captura el rol de la descentralización y la redistribución de poder en el proceso político. Guillier aparece acompañado de sus colegas más regionalistas, lo que no es casualidad. El senador fue un duro en la discusión sobre la elección de intendentes, movilizando los votos para lograr aprobar el proyecto.
Otra votación significativa del candidato radical fue la del reajuste en el sector público. Luego de una reñida discusión que tensionó al bloque oficialista, el porcentaje de reajuste se aprobó con la oposición de la ANEF y los gremios del sector público. Ante la dificultad de cuadrar a los votos independientes (Navarro, Horvath y Bianchi), el gobierno se vio en la necesidad de recurrir a votos de la derecha para asegurar la victoria. Guillier, de forma disciplinada, votó a favor de la propuesta del gobierno y contra la postura de los representantes de los empleados públicos.
Desde su lanzamiento de campaña, Guillier ha hecho seguidos guiños a la DC, y no es casualidad. Por una parte, sabe lo complejo que será enfrentar una primaria sin el apoyo de este partido (en caso que no lleven candidato propio). Pero, por otro lado, y como podemos ver en nuestro análisis, Guillier se encuentra bastante lejos de sus pares democratacristianos. Incluso, los más progresistas dentro de la DC, como Carolina Goic, están a una distancia considerable si los comparamos con los senadores PS o PPD. Las menciones constantes a Radomiro Tomic parecieran ser la ofrenda de paz con que Guillier busca que la DC obvie su comportamiento parlamentario de los últimos dos años.
Pero la tarea del candidato radical no termina en estrechar sus vínculos hacia los sectores más de centro de su coalición, sino que también requiere sumar entre sus aliados al Partido Comunista. El PC se ha mostrado abierto a su opción, pero también han tenido acercamientos con Lagos. La tensión en que se encuentra Guillier es compleja y se debe, en gran parte, a una posición bisagra en la que él mismo se ha puesto. Quizás, fiel a la tradición del Partido Radical de los últimos 20 años, Guillier está en un punto del espectro donde es difícil encajonarlo. Esa aparente ambivalencia es, por un lado, su principal ventaja ante los votantes, pero también su principal problema para concitar apoyos en las élites del sector.